Si. PB está legalmente constituido como un partido político en el registro de partidos políticos del Ministerio de Interior de España, con su personalidad jurídica. Esta cualidad es la única que compartimos con los partidos políticos tradicionales existentes, declarándonos diferentes en el resto de aspectos.
Por muchas razones. No prometemos verdades, sino un método de mejora continua (estado beta). No creemos en el sistema actual. No queremos privilegios (deben ser destruidos) ni beneficios para la clase política y pretendemos acabar con todo lo vitalicio y la inmunidad, siendo todos iguales ante la ley. No venimos a copiar al resto de partidos, sino a hacer cosas que sean los demás quien nos copien. (Sigue leyendo e informándote para saber en qué más somos diferentes)
Somos post-ideológicos. PB no simpatiza con ninguna ideología ni está en conflicto con ninguna de ellas. No nos define ninguna de las etiquetas actuales (izquierda, derecha, centro). Nuestra única ideología es la separación real de poderes y alcanzar la democracia plena. Queremos despolarizar a la población y convertir la participación ciudadana en una práctica cotidiana. Afrontar juntos los problemas y no buscar confrontaciones.
Nuestro objetivo se limita al establecimiento de las reglas de juego en el que se enfrenten libremente las distintas ideologías. La defensa de la democracia formal como reglas del juego político no puede ser calificado de izquierdas ni de derechas por la misma razón que un reglamento deportivo no puede ser calificado como partidario de un determinado individuo o club que practique ese deporte.
No. PB tiene como objetivo cambiar el sistema. Usar la tecnología y no los discursos para decidir y gobernar digitalmente todos juntos. Somos la actualización necesaria del sistema. No aspiramos a representar a una parte de la sociedad, sino ser un instrumento para toda la ciudadanía.
Porque estamos “locos”. Como lo estaban Galileo Galilei, Nikola Tesla, Charles Darwin, Juana de Arco, Fernando de Magallanes, Emmeline Pankhurst, Marie Curie, Ada Lovelace, Alan Turing, Clara Campoamor, Rosalind Franklin, Martin Luther King Jr, Rosa Parks, Nelson Mandela, Kazunori Yamauchi y muchas otras personas (cuyo listado completo sería muy extenso) que a lo largo de la historia previamente fueron tachados de personas locas o soñadores imposibles antes de conseguir hacer algo que nunca antes nadie había sido capaz. Son los “locos” los que cambian la forma en que funciona nuestro mundo. “We´re all mad here in PB”
De manera legal y pacífica. Ateniéndose las propias normas y leyes existentes. Desde dentro. Infiltrado a cara descubierta. Maximizando la eficiencia de sus recursos. Con gran apoyo en nuevas tecnologías. Confiando en la ayuda a la causa. Nadie dice que sea fácil. Y desafortunadamente no dependemos solo de nosotros mismos. Está en manos de los españoles lograr el cambio, uno de nuestros retos es hacerles conscientes de que cambiar las cosas si es posible dependiendo de todos y cada uno.
Si no lo conseguimos, pretendemos ser la primera grieta de un muro difícilmente franqueable. Empezaremos un camino donde antes no existía nada. Esperamos que nuestra visión sirva de inspiración para acciones venideras.
No existen niveles de democracia, ni grados de calidad de la democracia, ni democracias avanzadas o atrasadas. La democracia es la elección libre, directa y separada del Gobierno y de los representantes políticos. Y eso no tiene niveles ni grados.
La democracia no depende de que las acciones de un Gobierno puedan gustar o no; del mismo modo, la representación política no depende de que la acción de los diputados guste o no. La democracia depende de los medios de elección del Gobierno y de los diputados. La democracia son reglas del juego. El mensaje de que hay más o menos democracia o de que la democracia tiene más o menos calidad no se corresponde con la realidad. La democracia sólo tiene dos estados: está presente o está ausente. En España está ausente.
Decir que algo es una democracia no lo convierte en democracia. Lo que tenemos es una partitocracia que podríamos llamar “democracia virtual” (que no real). Esta partitocracia tiende a proteger la estabilidad del sistema y los intereses propios de los partidos que reflejar la voluntad real de la gente, que puede votar cada 4 años pero no tiene posibilidad de influir directamente sobre decisiones concretas. El sistema electoral proporcional impide la representación política de los ciudadanos y la sustituye por la representación de los partidos. Esto significa que la libertad política es hoy un privilegio que sólo disfrutan los partidos.
El poder real está concentrado en los partidos grandes y los lobbies, no en los ciudadanos. Los cambios profundos requieren pasar por estructuras cerradas, acuerdos internos y burocracia pesada.
Los partidos son, en la actualidad, los agentes que impiden que los ciudadanos podamos elegir a nuestro Gobierno de forma directa y separada; y que podamos elegir a nuestros diputados de forma directa y separada. Llama mucho la atención que se hable tanto de que los militantes de uno u otro partido puedan elegir democráticamente a su jefe y que se hable tan poco de elegir democráticamente a nuestro Gobierno.
No. Porque impide que los ciudadanos elijan a sus diputados. Son los jefes de los partidos los que deciden quién va en cada lista y en qué posición. En España no se eligen diputados, se crean diputados. El sistema proporcional arrebata a los ciudadanos la capacidad de elegir a sus representantes y entrega a los jefes de los partidos el poder de crear diputados.
Y aún más. Un voto no computa como uno, el sistema proporcional cambia el valor de los votos en función del lugar en el que se vota y a quien se vota. Cuando un ciudadano va a votar desconoce cuál será el valor final de su voto, que cambiará en función de lo que voten sus vecinos.
El sistema electoral proporcional es el fraude electoral convertido en norma. El fraude electoral proporcional constituye por sí mismo la corrupción moral de la que emana la corrupción económica desde hace 40 años. La corrupción económica es inevitable mientras se mantenga el fraude proporcional. Consecuencias del sistema electoral proporcional de listas:
No hay diferencia entre las listas cerradas o abiertas. El problema son las listas, que son elaboradas por la jefatura de los partidos, y que el resultado electoral atiende a un criterio de proporcionalidad y no al de la mayoría. La democracia no es proporción: la democracia es mayoría.
Se trata de un pacto entre los partidos a espaldas de los ciudadanos, el pueblo español no tuvo libertad para elegir la forma del Estado, y hoy día tampoco tiene libertad para elegir a los cargos políticos, sino que todo el poder político recae exclusivamente en dichos partidos y sus cúpulas dirigentes.
La CE78 no establece la separación del poder Ejecutivo y el Legislativo. Si no hay separación de poderes no hay Constitución porque esa es la razón de ser de una constitución: separar los poderes y establecer las reglas del juego político. En ningún artículo establece la separación de poderes. Muy al contrario, uno es nombrado por el otro. Sí dice que el poder Legislativo elige al poder Ejecutivo y que el Ejecutivo participe en las deliberaciones de la Cámara del Legislativo y tenga hasta asientos preferentes en ella. Lo que la CE78 establece es la unidad de poder y la división de funciones. Exactamente igual que el franquismo.
La Justicia tiene que ser independiente del Ejecutivo y del Legislativo. Esto sólo se consigue con un presupuesto propio y que ni el Ejecutivo ni el Legislativo tengan ninguna capacidad de acción sobre la elección del órgano de Gobierno de los Jueces. Aunque la Justicia se ha considerado tradicionalmente como uno de los poderes del Estado, en realidad no tiene la misma capacidad de acción de la que sí gozan el Ejecutivo y el Legislativo.
La CE78 prohíbe el mandato imperativo. Sin embargo, los partidos lo practican con un eufemismo, lo llaman “disciplina de partido”. Otra evidencia de que los diputados actuales están al servicio de los partidos y no de los ciudadanos. La llamada “disciplina de partido” es anticonstitucional y convierte en nula de pleno de derecho toda la legislación aprobada desde la entrada en vigor de la CE78. Los representados pagan el salario del representante para que les represente, no para que haga lo que le apetezca ni para que busque su beneficio personal. Quien manda debería ser el elector, no el elegido. El diputado debería ser un empleado del distrito, no su jefe.
Reforma es la palabra con la que la propaganda designa la continuidad. La continuidad de lo existente es incompatible con la democracia formal. Hay que dar a los ciudadanos algo inexistente en la actualidad: control y el poder de expulsar de forma directa a todo el que se corrompa. Esta capacidad es la que hará disminuir la corrupción a la mínima expresión porque todos los cargos electos sabrán que se juegan el cargo con cada palabra y cada acción.
Hoy no tenemos esa capacidad porque el control está en manos de los partidos, la CE78 les protege.
No. Nos basamos en los hechos y tratamos de decir la verdad, que es contraria a la mentira. Presente usted hechos que rebatan lo que aquí se afirma, pruebe la veracidad de esos nuevos hechos y atenderemos a esos hechos de los que no teníamos conocimiento. Perseguimos la libertad para todos, no el poder para unos pocos.
PB no pretende tener ni dar una solución a los conflictos que produce la condición humana y su vida en sociedad. Esas pretensiones pertenecen al ámbito de las ideologías.
Defendemos el establecimiento de unas reglas del juego político en el que las ideologías se enfrenten en igualdad de condiciones y en el que el poder de resolución de ese enfrentamiento ideológico esté en las manos de los ciudadanos y no de ningún partido ni de ningún grupo de poder o de presión.
La dirección política que adopte cada Gobierno elegido por los gobernados será responsabilidad de cada Gobierno. Del mismo modo, la dirección política que adopten las iniciativas legislativas del Parlamento elegido por los ciudadanos será responsabilidad de los miembros de ese Parlamento.